MIGUEL TEBAR, UN REFERENTE PARA NUESTRO BALONCESTO

El que fuese jugador, entrenador, directivo y hasta presidente de la Sección de Baloncesto del Club Polideportivo La Roda nos cuenta como vivió su etapa dentro del club.

¡¡¡BALONCESTO¡¡¡ así, con mayúsculas, una palabra cargada de muchas connotaciones que trae a mi memoria recuerdos, vivencias y, porqué no, sentimientos algo lejanos pero intensos.

Y aquí estoy, bastantes años después, intentando darles un poco de forma y orden porque la memoria es traicionera y el tiempo termina por confundir momentos pasados que fueron parte importante de mi vida. Para los que sigan la lectura les diré que mi nombre es Miguel Tébar y durante bastantes años fui un componente de los diferentes equipos del baloncesto rodense. Estoy hablando de parte de la década de los 70, los 80 y principio de los 90. Aproximadamente, durante unos 20 años mi nombre era habitual en las actas de los partidos junto a mis diferentes compañeros.

Miguel Tébar, con el número 12 a la espalda, dio mucho que hablar en su etapa como jugador, siendo un referente.

Cualquier niño o joven que se quiera iniciar ahora en el baloncesto lo tiene relativamente fácil. Hay una estructura que se lo pone en bandeja. Me refiero a la Escuela de Baloncesto con su grupo de monitores donde uno se puede apuntar y ¡¡¡a jugar¡¡¡. Pero siempre no fue así. Esa escuela se formó, como hemos leído en alguna ocasión, allá por 1987, de la mano de Antonio Monsalve, uno de los importantes iniciadores del baloncesto en La Roda y un grupo de monitores entre los que estuve algunos años. Cuando yo empecé a jugar, a principio de los años 70, esa estructura no existía. Jugábamos, un grupito de aficionados, autodidactas, a imitación de los grandes jugadores que veíamos en los partidos de la televisión, en un campo de cemento con unas canastas no reglamentarias que había a la entrada del actual campo municipal de deportes. Se formó un primer equipo para participar en competición provincial en el que estaban, entre otros, Sixto González y Abelardo Mora exalcaldes ambos y rivales políticos), Pedro Villanueva, Emiliano Rubio, Antonio Tébar (mi hermano), Juan García ….. y al que pasé a pertenecer un poco después. Ese fue mi debut en competición.

Posteriormente, ese equipo dio lugar a otros, subió el nivel y creció la afición. Poco a poco, con un equipo en categoría junior, conseguimos ganar algunos campeonatos provinciales que nos dieron la posibilidad de asistir a fases de sector nacionales en Murcia, Alcalá de Henares, Albacete ….. y medirnos con rivales de calidad. Fueron buenos años para el baloncesto local del que salieron bastantes jugadores que después han integrado nuestro equipo durante años: Adolfo Fernández, Francisco Martínez Perona, Marcial y César Alarcón, Antón Moratalla, Gil Alarcón, Waldo Cortijo…. Fruto de esos buenos años de baloncesto local y de mi aportación al mismo, la Federación Provincial me nombró en dos ocasiones (no sé si merecidamente o no) como mejor jugador provincial y en la temporada 74-75, fui elegido Mejor Deportista Local, en un acto en el que cada deporte de La Roda ( atletismo, fútbol, balonmano, tenis…) nombraba a su mejor deportista y, entre todos, se decidía el mejor (¿???????????).

Asimismo, cada año se celebraban los Juegos de Castilla- La Mancha, especie de miniolimpiadas a las que asistían deportistas en diferentes modalidades de Cuenca, Toledo, Ciudad Real y Albacete (Guadalajara aún no formaba parte de nuestra comunidad). Algunos jugadores de La Roda como Adolfo, Perona, Marcial y yo mismo participamos en ellas como componentes de la selección albaceteña en algunas ocasiones.

Nuestro campo de juego era la pista roja donde actualmente se encuentran las pistas de tenis, que se llenaba todos los domingos, hasta que pudimos disfrutar de un pabellón cubierto. Porque los campos de juego eran descubiertos, por supuesto. Recuerdo uno en Hellín sobre tierra y otro en Madrigueras que era una pista de baile, con unas canastas como de minibasquet donde, cuando llovía, era imposible mantenerse en pie. ¡Qué difícil nos lo ponían¡ La lucha, a veces, no solo era contra el equipo rival. Luchamos contra el frío, el calor, el viento (menos mal que aún no existían los tiros de tres puntos).Poco a poco la estructura del baloncesto local se fue consolidando con la formación del Club Polideportivo y la creación de la escuela de Baloncesto que dieron continuidad a nuestro deporte. Y aquí quiero detenerme y poner en valor a las personas, DIRECTIVOS, con mayúsculas, que han hecho y hacen que el baloncesto haya llegado donde está ahora. No voy a nombrar a ninguno aunque están en la mente de todos pero creo que su papel es fundamental, poco reconocido, a veces, que pasa desapercibido para la mayoría de la gente. Mi sincera gratitud hacia ellos porque son los que menos se divierten en este espectáculo.

En la temporada 79-80 conseguimos un primer ascenso a lo que entonces era Tercera División Nacional, donde competíamos, fundamentalmente, con equipos de Madrid más el Renfe de Alcázar de San Juan y el Mercal de Albacete (más tarde CABA). Salvamos la temporada pero motivos económicos o de otra índole, no recuerdo, hicieron que el equipo dejara de competir y desapareciera. Algunos jugadores, entre ellos yo, nos fuimos a otros equipos hasta que a finales de los 80, una mezcla de antiguos jugadores y savia nueva (Juan Antonio y Emilio Zarranz, Ginés Saez, Diego Berruga, José Ángel Moreno, Juan Ángel Zalve….) conseguimos ascender otra vez a Tercera División B, donde jugué mis últimos años. Posteriormente, Constantino Berruga, presidente del Club Polideportivo, me propuso incorporarme a la dirección de la sección, donde estuve colaborando durante algunas temporadas, consiguiendo el histórico ascenso a Segunda División en la temporada 92-93 e iniciando la etapa más gloriosa de nuestro baloncesto a todos los niveles, pero… eso es otra historia.

Equipo que representó al club en 3ª B.

Creo que, al margen de los éxitos deportivos que haya podido conseguir en mi modesta carrera, el baloncesto y otros deportes me han servido, y lo siguen haciendo, de magnífica diversión y pasatiempos en mis ratos de ocio, a través de ellos he conocido a muchas personas y he hecho buenos amigos, he aprendido a valorar el esfuerzo aunque no siempre es suficiente para ganar, a reconocer las virtudes del rival que nos gana, a trabajar en equipo y algunos más que he utilizado a lo largo de mi vida.

Miguel también fue entrenador de la Escuela de Baloncesto durante sus cuatro primeros años de historia.